Esta semana Mark Zuckerberg, creador de Facebook (Fb), anunció que ésta red social administrada por un puñado de ingenieros llegó a los 300 millones de usuarios. 300 millones de personas que aprenden, discuten, comparten, conquistan, envidian, venden, se reencuentran, aman, cuestionan, sueñan, odian, acuerdan, mienten, gozan, sufren, celan y seducen a otras personas por este medio. El animal humano es una especie extraordinaria.
Con Fb se puede abarcar territorialidad, tener el control y cercanía con tu grupo de amigos, con tu “fan” o “líder”, con tu pareja, con el otro, con el desconocido.
Las preguntas obligadas son: ¿cómo puede ser que 300,000,000 de personas “compren” un producto o servicio? ¿Cuál es la magia de Fb? ¿Cuál es su encanto? ¿Cuál es el secreto?
El secreto responde a la misma razón por la cual una sola persona inventó Fb. Mark Zuckerberg tenía la necesidad –en primera instancia- de “seducir” a una (o unas) de sus compañeras de la Universidad de Harvard (véase el libro “Billonarios por Accidente”), de ser parte del “grupo popular”. Posteriormente, cuando el éxito de su proyecto era inexorable, su ambición fue la de ser famoso, exitoso, poderoso e inmensamente rico.
Fb es amado por lo humano porque manifiesta nuestro instinto de caza. El cerebro reptiliano que todos y cada uno de nosotros conllevamos, nos lleva a actuar con base en la información que durante millones de años nuestros genes han guardado y modificado para sobrevivir. Nuestra hambre tribal (de ser parte de tribus), de reconocernos en el otro, de replicarnos, de cooperar, de acumular y de pertenecer es “natura reptiliana”.
Fb cubre estas y otras necesidades, pero con menores costos de transacción y menores tiempos de espera. Sentarse ante el teclado, identificarse con una clave única para “entrar al juego” (somos homo-ludens) e inmediatamente tener la oportunidad de ser invadidos por símbolos ancestrales: “confirmar al otro”, “ser confirmado”. El juego nos invita a “acumular” amigos, redes (tribus), fans, puntos.
Cuando construyes tu perfil, lo profano y lo sagrado se entrelazan. Las preguntas clave pretenden definirte e identificar el mundo de tus aspiraciones: “tu frase”, “tu lema”, “tu motto”, “tu ideología”, “tu religión”, “tu pertenencia”, “tus clanes”, “tus ritos” y “tu música”. Todo es una reconstrucción de ti, quizás de un mejor tú.
La cacería se conjuga con el juego del riesgo: ¿Quién está conectado? ¿Cómo lo aproximo? ¿Es un mejor amigo(a)? ¿Cómo es su foto? ¿Disparo? ¿Contesto? ¿Lo re-encuentro? La genealogía instintiva de caza explica por qué aun cuando parece irracional el costo-beneficio de involucrarse y reasignarle tantos recursos y tiempo a Fb, a los humanos nos brinda utilidad (felicidad) neta (beneficio al hacerlo).
Mas el juego es real, tribal. El “bluf” en la foto, en la palabra, en el mensaje es una necesidad primitiva
Existe peligro, el riesgo que implica hacer públicos datos personales y dar a conocer a desconocidos. Como con los animales no humanos, el riesgo de sobresalir para replicarnos, es ser depredado por el otro.
Así como las tribus tienen reglas que mitigan riesgos y les permiten sobrevivir a la autodestrucción. La tribu de las tribus –es decir Fb- cuenta con un orden propio y certero, con políticas de privacidad y sanciones para quienes abusen de las aplicaciones que van desde “denuncia este comentario” con la consecuente eliminación del mismo, hasta la eliminación de una cuenta por abuso sistemático. Romper las reglas, irrumpir en su orden significa atentar contra la tribu, por ello quien atenta contra la tribu debe ser expulsado.
Cada usuario hace de su “muro” o “perfil”, según la red social, su gobierno propio. Los enemigos existen, y si no se inventan porque se necesitan. Por ello el acceso a un perfil es permitido sólo a un grupo de personas, que cada quien acepta o confirma.
En este mundo lúdico-real la riqueza no se mide por la cantidad de dinero sino por territorialidad. Porque no es rico quien tiene más, sino quien influye más en la tribu (quien conquista más: territorio, amigos, nombres o identidad).
Fb no es la vida “corriente” o la vida “propiamente dicha”. Más bien consiste en escaparse hacia una esfera temporal de actividad que posee una tendencia propia. El punto es que la realidad Fb abarca el espíritu, la cultura, el instinto de la naturaleza humana; todas ellas condiciones para hacer leyes y políticas públicas “inteligentes” acorde a lo que somos y no leyes acorde a lo que deberíamos ser.
Por todo lo anterior, no debe sorprendernos que haya 300,000,000 de personas en Fb. Pues su regla fundamental es el consentimiento. La libertad sólo limitada por el daño ajeno. La conquista consensuada. La verdadera aldea global.
Fuente: http://www.facebook.com/l/84c56;www.andresroemer.com/blog/es/?p=318
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